Elmer Adler
Nació en Rochester N.Y. en 1884, y murió en Puerto Rico en 1962.
La singular colección de La Casa del Libro fue formada, libro a libro,
por Adler, su fundador y primer director. Espíritu fino y preparado
buscaba las ediciones notables bajo el aspecto de la belleza
tipográfica, así como ejemplares selectos. Dedicó los últimos años de
su vida a este bello quehacer.
Elmer Adler fue muchas cosas: coleccionista, editor, maestro, y
encargado de museo.
El estudio requerido para la formación de su propia biblioteca lo hizo
un experto en la historia del libro. Estableció Pynson Printers en
1922.
En su prospecto valientemente se anunciaba que su taller gr´fico
estaba únicamente interesado en "impresos en los cuales la calidad es la
primera consideración", basándose en la premisa de que "el impresor
debe ser primeramente un artista-diseƱador mas bien que un
manufacturero", y con un toque típico adleriano, "para complementar
nuestros propios esfuerzos tenemos disponible en nuestra biblioteca
ejemplos de los grandes maestros gráficos de cinco siglos" y prevenía
que "no haremos trabajos en los cuales la calidad deba ser sacrificada a
las exigencias de tiempo y dinero."
Es de conocimiento general que Pynson Printers cobraba más que
cualquier otra imprenta pero nunca tuvo ganancia. Pynson Printers
produjo ediciones finas para los principales editores, en particular a
Alfred A Knopf.
Elmer Adler fundó Random House con Bennet Cerff y Donald Klopfer y
produjo para esta casa editora varias ediciones especiales tales como
Candide de Voltaire, ilustrada por Rockwell Kent. Adler tambien publicó
El Colofón.
En la Universidad de Princeton, entre 1940-1952, él estableció un
centro para el estudio y disfrute de las artes gráficas. Las
exhibiciones y seminarios de Adler siguieron en escala mayor las
formulas desarrolladas exitosamente en las facilidades de Pynson
Printers. Los estudiantes universitarios, la facultad y vecinos, todos
disfrutaron los beneficios de estas actividades.
Después de su retiro de Princeton, Elmer Adler aceptó la invitación de
Teodoro Moscoso para ver como él podía mejorar la calidad del diseño,
impresión e ilustración de libros en la Isla. El estableció La Casa Del
Libro.
Al momento de su muerte, todavía enseñaba la materia más esquiva en el
mundo: el buen gusto.
Bibliografía: Elmer Adler in The World of Books, editada por Paul A. Bennett para Typophyles, USA, 1964.